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jueves, 25 de octubre de 2012
No creo que lo leas nunca.
No creo que llegues a leer esta entrada del blog nunca, dado que seguro que lo habrás borrado y dentro de un tiempo ni siquiera te acordarás de cómo se llama; total, nunca he escrito en él. Pero bueno, esta entrada, esta tontería, es simplemente para dejar alguna constancia de que alguna vez fuimos. Por si el alcohol hace efecto y pierdo la cabeza y nunca más me acuerdo de que tú y yo, Bea, existimos, por si la vida nos lleva a puntos separados del mundo, como es probable que haga, por eso, escribo esto para recordar, como una Termópilas virtual y patética, mientras suena el Réquiem de Mozart, que tú y yo, Bea, existimos.
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YO LA HE LEÍDO Y ME HE HECHO UNAPAJA MIENTRAS LO HACÍA.
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