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lunes, 21 de noviembre de 2011

Efímera.

Somos dos y no seremos más, y cuando el tiempo pase quizá seamos menos.
Cuando este tiempo pase y nos olvide y no nos queden Copenhagues donde despertar en otro tiempo y en otra ciudad, días en el mundo que vivir,
iglús a los que salvar del tiempo, dulzuras a las que maldecir, insultos que gritarnos, días raros en los que no bailar,
bocas en la tierra que no poder juntar nunca (por el mal de alturas, por el relámpago),
cuando no nos queden idiomas que intentar aprender ni soles tras los que sonreírnos ni miradas que se nos arruguen en los ojos
ni ojos que se nos cansen de esperar
ni ideas de qué vendrá mañana,
ni billares ni cervezas
ni crónicas de invasiones a otros planetas que son una metáfora preciosa de la miseria de la condición humana
ni poesía
ni nada de nosotros que sea nosotros,
entonces sabremos lo efímero que es ser dos
y no ser.