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viernes, 31 de marzo de 2017

Otra tarde de lunes

Podéis encerrarnos a todos,
si os esforzáis puede que incluso matarnos
a todos.
Podéis cerrar todas nuestras habitaciones con tablas y quemar
nuestros papeles amontonados por el suelo,
llenar de cemento nuestros parques y escupir en nuestras tumbas,
enterrar a nuestros muertos en las cunetas y a los vuestros en basílicas,
derramar nuestro vino, disparar a nuestros instrumentos, demoler nuestras paredes,
arrasar con todo lo que una vez fue nuestro y echar cal viva sobre nuestra memoria y nuestras manos.
Podéis dejarnos sin tierra y sin aire, sin tinta, sin lengua y sin ojos,
fusilarnos al amanecer de uno en uno o de quince en quince,
mutilar nuestra libertad y nuestros cuerpos,
obligarnos a usar vuestros nombres,
negarnos el tiempo, la vida, el amor, el agua y la paz.
Podéis reíros de nosotros en vuestras casas,
ser felices a nuestra costa,
gobernar para siempre y acabar
con el sexo y la duda.
Podéis hacerlo todo y algún día,
quizás,
lo hagáis;
tenéis todo lo que hace falta y siempre
ganáis
las guerras.
Podéis encerrarnos a todos,
si os esforzáis puede que incluso matarnos
a todos:
pero lo único que jamás podréis hacer
(y eso es lo único que de verdad
queréis hacer,
y por eso ya hemos ganado)
es impedir que nosotros sepamos quiénes somos,
y que nos sonriamos mutuamente al amanecer
frente a los fusiles,
y que mientras quede uno quedemos todos,
y que cuando ya no quede ninguno
aún podamos escondernos en todo lo que hace
a este mundo soportable.

domingo, 26 de marzo de 2017

Domingo.

Ya me jode que se titule igual que un poema
de Luis García Montero,
pero los domingos tienen algo de antiguo
que no deja que los ignores aunque seas feliz.
El domingo siempre tiene un hilo fuera de sitio,
un píxel muerto en la esquina,
una página doblada o una mancha
de chicle negro
en el asiento;
el domingo es todas las cosas que no es que estén mal,
es que jamás podrán estar bien.
Ahora ya llega la primavera, son las ocho y media y aún así hace sol,
y la ropa que tengo fuera a lo mejor se seca antes de mañana,
y todos mis amigos sacan fotos en sitios verdes y con flores y parece
que si hace buen día y nos abrigamos bien nada puede con nosotros;
pero el domingo sigue aquí combinando rayas con cuadros
y hablando del tiempo en voz demasiado alta,
y preguntando que de cuántos meses está,
y hablando mal de alguien en la habitación;
el domingo sigue aquí y le da igual
que tu primavera traiga naranjas, porque él
piensa seguir viniendo
hasta que los árboles se queden sin fruta.