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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Creo que la entrada se llamaba Kiwi.

Hace apenas un mes desde aquello,
y ya sonríes y amas y olvidas las tardes.
Hace apenas un mes que creíamos en poder
desayunar cada mañana.
Hace apenas un mes,
y ya nunca te acuerdas.
A la Luna,
a los conciertos,
a la poesía,
a tu latín,
a mi inglés,
a tu café,
a las carreteras,
a todo,
lo has matado:
ahora ya no existe más,
nunca ha sido,
y si fue,
disculpadme,
ahora lo borro.
Hace apenas un mes y aún se leen
las cosas que decías sobre mis ojos
en papeles,
en el blog ése que escribes,
qué decías sobre mis ojos,
tu vida,
algo así,
y amarme,
algo así.
Hace apenas un mes y ahora los pronombres
son los mismos
pero los nosotros que son ellos ya no somos nosotros.
Ahora son otros y hace apenas
dos te quieros de los nuestros,
quizás media taza de café
y
tu forma de decirme
tranquilo no llores no vas a perderme.
Hace apenas un mes y yo no sé cuántos me quedan
de estar en este mundo bajo este sol con este tiempo
sin poder saber tu risa tus mentiras tu enfado intrascendente.
Y yo te decía tranquila no llores somos inmortales,
y resulta que ahora escribo esto
muerto.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Y él te hace inmortal?

Sí, en el momento del que habla el poema estábamos escuchando R.E.M.



Sólo se escucha el ruido del agua.
Aquí, donde estamos, no queda nada
de nuestras vidas,
                                                        de nuestros horarios,
del llegar tarde.
Hemos tardado cinco meses en llegar
a estar sentados
en esta fuente:
sólo la Luna es más lenta que
                                       nosotros.]
Sólo se escucha el ruido del agua
                                      y de tus labios]
al respirar calmada y a mi lado.
Tú y yo sabemos que las guerras
                                 no han parado,
que sigue habiendo hambre, tabaco, muerte y democracia;
sabemos que nuestro mundo ahora
no es el mundo viejo y moribundo
en el que estábamos hace poco;
pero nos basta con poder sentir el
                                       aire frío,]
con darnos la mano y formar
                                 nuestra propia noche en la palma.
Ahora hace una hora que estamos aquí.
Aún no hemos hablado.
Cuando sonríes porque sí,
                        puede que alegre del sonido
del frío y el agua, puede que por
la luz infinita de la Luna,
se te descoloca la noche alrededor
y yo pierdo toda idea de suicidio.
Tienes la risa grande y fuerte
como las verdades que no duelen
y los ojos claros por el frío.
Aún no sé que voy a perderte,
                                y creo que tu pelo es eterno,
y que nunca odiaré las estrellas.
Sólo se escucha el ruido del agua
y el sonido de metal y voz
                                  suave]
de nuestros ojos y nuestros labios.
Nadie sabe qué es el cielo,
                             pero nosotros lo sabemos:
hemos olvidado y aprendido las estrellas,
pintado con tu aliento el espacio,
vestido con tus guantes el silencio.
Nadie cree en la inmortalidad,
y nosotros tampoco,
pero tenemos ahora mismo
                               cada uno]
una razón por la que nos da igual.
Tienes los ojos grandes y fuertes
                                    como la risa,
y los labios tranquilos por la noche.
Sólo se escucha el ruido del agua.
Aquí, donde estamos, somos sólo tú
                                                    y yo,]
y sólo suenan el agua y la Luna,
y ahora nunca te voy a perder.

jueves, 25 de octubre de 2012

No creo que lo leas nunca.

No creo que llegues a leer esta entrada del blog nunca, dado que seguro que lo habrás borrado y dentro de un tiempo ni siquiera te acordarás de cómo se llama; total, nunca he escrito en él. Pero bueno, esta entrada, esta tontería, es simplemente para dejar alguna constancia de que alguna vez fuimos. Por si el alcohol hace efecto y pierdo la cabeza y nunca más me acuerdo de que tú y yo, Bea, existimos, por si la vida nos lleva a puntos separados del mundo, como es probable que haga, por eso, escribo esto para recordar, como una Termópilas virtual y patética, mientras suena el Réquiem de Mozart, que tú y yo, Bea, existimos.

domingo, 21 de octubre de 2012

Correción del pasado.

Una vez escribí esto, hace un año casi:

Somos dos y no seremos más, y cuando el tiempo pase quizá seamos menos.
Cuando este tiempo pase y nos olvide y no nos queden Copenhagues donde despertar en otro tiempo y en otra ciudad, días en el mundo que vivir,
iglús a los que salvar del tiempo, dulzuras a las que maldecir, insultos que gritarnos, días raros en los que no bailar,
bocas en la tierra que no poder juntar nunca (por el mal de alturas, por el relámpago),
cuando no nos queden idiomas que intentar aprender ni soles tras los que sonreírnos ni miradas que se nos arruguen en los ojos
ni ojos que se nos cansen de esperar
ni ideas de qué vendrá mañana,
ni billares ni cervezas
ni crónicas de invasiones a otros planetas que son una metáfora preciosa de la miseria de la condición humana
ni poesía
ni nada de nosotros que sea nosotros,
entonces sabremos lo efímero que es ser dos
y no ser.


Y ahora me doy cuenta de que ya nadie se acuerda de que fuimos.

viernes, 5 de octubre de 2012

Escribir.

Cuando te das cuenta de que no tienes ganas de escribir, porque escribir no va a cambiar tu vida.

martes, 10 de enero de 2012

Alemán.

Und lächeln in der U-Bahn als ich höre die Musik (John Frusciante) und denke am dich und gestern.

lunes, 9 de enero de 2012

Hoy toca decir la verdad.

Pues no. No es lo que leíste. La única verdad que hay es que, pura y sencillamente, en este mundo en el que estamos,
no quiero estar sin ti.

martes, 3 de enero de 2012