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jueves, 20 de agosto de 2015

Poema de urgencia.

Tú y yo hemos conocido muchos
sitios decadentes, y en todos
he visto
cómo
tu forma de sonreír
con todos los músculos de la cara
hacía que los que estábamos allí
nos olvidáramos
de las luces malas y el alcohol viejo y los sillones perdiendo plástico.
No creo que todas las sonrisas puedan hacerme
ignorar
a alguien cantando una canción de las que están en discos
recopilatorios
que jamás compraríamos
exactamente dos tonos por debajo;
y sé que no sirve de mucho que te diga que vivir no siempre alegra,
que todos hemos vivido esto,
que estamos contigo.
Si perdiera tiempo de este poema hablando
de todos los clichés que se le dicen
a alguien triste
por motivos cotidianos
perderíamos un poema.
Hace mucho que no escribo y ni siquiera sé ya si puedo
o lo he ido perdiendo con el tiempo
como si escribir fuesen los números de los botones de un teléfono;
pero necesitas un poema de urgencia y aunque jamás he jurado por nadie
tampoco puedo dejar que pienses que no mereces poesía.
Así que perdóname que no sea mi mejor poema,
y que te diga que es verdad
que duele;
pero si tú eres tonta por ser buena yo soy tonto por no ser como tú
y si tú estás triste por estar viva yo estoy triste por no saber estarlo
como
tú.