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jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Y él te hace inmortal?

Sí, en el momento del que habla el poema estábamos escuchando R.E.M.



Sólo se escucha el ruido del agua.
Aquí, donde estamos, no queda nada
de nuestras vidas,
                                                        de nuestros horarios,
del llegar tarde.
Hemos tardado cinco meses en llegar
a estar sentados
en esta fuente:
sólo la Luna es más lenta que
                                       nosotros.]
Sólo se escucha el ruido del agua
                                      y de tus labios]
al respirar calmada y a mi lado.
Tú y yo sabemos que las guerras
                                 no han parado,
que sigue habiendo hambre, tabaco, muerte y democracia;
sabemos que nuestro mundo ahora
no es el mundo viejo y moribundo
en el que estábamos hace poco;
pero nos basta con poder sentir el
                                       aire frío,]
con darnos la mano y formar
                                 nuestra propia noche en la palma.
Ahora hace una hora que estamos aquí.
Aún no hemos hablado.
Cuando sonríes porque sí,
                        puede que alegre del sonido
del frío y el agua, puede que por
la luz infinita de la Luna,
se te descoloca la noche alrededor
y yo pierdo toda idea de suicidio.
Tienes la risa grande y fuerte
como las verdades que no duelen
y los ojos claros por el frío.
Aún no sé que voy a perderte,
                                y creo que tu pelo es eterno,
y que nunca odiaré las estrellas.
Sólo se escucha el ruido del agua
y el sonido de metal y voz
                                  suave]
de nuestros ojos y nuestros labios.
Nadie sabe qué es el cielo,
                             pero nosotros lo sabemos:
hemos olvidado y aprendido las estrellas,
pintado con tu aliento el espacio,
vestido con tus guantes el silencio.
Nadie cree en la inmortalidad,
y nosotros tampoco,
pero tenemos ahora mismo
                               cada uno]
una razón por la que nos da igual.
Tienes los ojos grandes y fuertes
                                    como la risa,
y los labios tranquilos por la noche.
Sólo se escucha el ruido del agua.
Aquí, donde estamos, somos sólo tú
                                                    y yo,]
y sólo suenan el agua y la Luna,
y ahora nunca te voy a perder.

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