Nº visitas

sábado, 30 de septiembre de 2017

Hoy se ha muerto mi perro.

Hoy se ha muerto mi perro.
Era pequeño, roncaba
y parecía un murciélago
gordo y torpe.
Bajaba las escaleras tirándose hacia delante
y tenía un cerdito de plástico
que le encantaba arrastrar por el pasillo.
Hoy se ha muerto mi perro y ahora ya nadie
se va a levantar entre ladridos a las dos de la mañana
para impedir que nos roben ladrones que no existen;
ya nadie va a arañar el suelo de la cocina
ni va a roer
las patas de las sillas del salón.
Ya cuando llegue a casa
no se oirá una cacería salvaje pasillo abajo,
ni el sonido de patas que resbalan,
ni el gruñido ronco que hacía al respirar;
ahora en mi casa se podrá dormir bien
y no olerá a comida de perros ni a lluvia
en invierno.
Hoy se ha muerto mi perro y espero que sepa
que lo quise y que siempre escucharé
su forma de roncar cuando dormía;
espero que se acordara de mí,
con su vientre blanco y sus patitas de lana,
incapaz de correr más de tres minutos seguidos,
incapaz de alejarse de mi pierna si me sentaba.
Espero que sepa
que convirtió en bonito lo que siempre creí feo
y que ahora sin él
no sabemos
ni escribir
un final para un poema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario