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sábado, 8 de abril de 2017

Crítica de Your Name. Primera crítica de cine.

Vaya por delante que ni soy un entendido de cine ni me encuentro entre los vericuetos del lenguaje cinematográfico más obtuso. Soy un tipo más bien simplón que disfruta de una peli palomitera, que adora Pacific Rim por atreverse a ser lo que es y que considera que una película necesita o una trama o una simbología que apoyen su tesis. Ni sé de lo que hablo ni pretendo hacerlo. Sólo pretendo hablar de algo que me indigna.

Hoy, ocho de abril de 2017, he ido a ver Your Name, aclamadísima película de animación japonesa. Iba sin hype, pero consciente de que se había dicho que era buena. Lo que me he encontrado es, en resumen muy grosso, lo que Nolan haría si hiciese anime.

A partir de aquí, SPOILERS del tamaño de los agujeros de la trama. Vaya por delante. No lean si no quieren saber.

La premisa de la película es, para empezar, muy muy poco original. Si vas a venderme tu producto como cine "de autor"/"de culto", haz el favor de currarte un poco más la idea original. It's a Boy-Girl Thing, Freaky Friday, Change-up y The Hot Chick, que no son precisamente cine de altas esferas, se basan en lo mismo para desarrollar su trama. Que encima se use esta premisa mal, en el año en el que estamos, es poco defendible.

Y se usa mal. Quiero decir, objetivamente. Si partimos de una definición meramente canónica, el "nudo" de la película, el conflicto a resolver, surge de la nada y vuelve a la nada. No tiene más razón de ser que ser. Ni está justificado ni surge lógicamente de la situación que lo antecede. En un Japón que en ningún momento presenta características de realismo mágico, de repente ocurren viajes en el tiempo en torno a la aparición de un cometa. La película, desde el principio, busca la trascendencia y la lágrima sin sutileza ni desarrollo. Donde Her, Mad Max, Once dejan que sientas lo que sientes al final como culminación lógica de un viaje en el que el cariño es la emoción guía, aquí te obligan a creerte que el amor entre los protagonistas es puro y verdadero y sus arcos argumentales son profundos y sinceros aunque no haya ni una sola razón para hacerlo. Por el amor de Dios, si ni se han conocido. Han vivido el uno en el cuerpo del otro, han hablado vía digital, pero NUNCA han charlado más de una hora. Nunca. Es más, cuando se encuentran, digamos, en el plano actual, es que ni se conocen porque se han olvidado de todo. Lo único que tienen es una intuición. Y ojitos llenos de lágrimas, eso sí.

Y no me hagáis hablar de que el comic relief se basa en tocar tetas y penes. Sutilísimo. Nada utilizado. Algo jamás visto. Por favor.

No estaría tan indignado si no hubiese escuchado gente aplaudir en la sala, si la entrada no hubiesen sido 7 euros, si la película no se abrigase con esta toga de "soy arte, mírame volar". La sobreexposición y la repetición de frases pseudoprofundas y mottos funciona cuando lo que dices es algo original/universal. Cuando es algo místico que tú te has empeñado en que suene místico, lo que hace es resultar interminable.

Que dura casi 2 horas. Y no acaba. Y tiene cortes a medio camino como si fuesen varios capítulos de anime juntos. Que la animación es buena, sí, pero nada revolucionario. Que ni uno de los personajes secundarios tiene carisma. Que los protagonistas son genéricos, el humor es burdo, la trama no da para mucho y el desenlace es casposo, alegrito y previsible. Si al menos no se hubiesen encontrado, si fuera un canto al nihilismo, mira, lo compro, con reservas pero lo compro. Pero "es que estábamos predestinados a pesar de las líneas temporales sin siquiera conocernos"... Ya me cuesta algo más. No llega a los 7 euros, lo que me cuesta.

La música es maravillosa, eso sí. Pero ni un piano precioso y unas canciones de J-Pop resultonas pueden ocultar que los "hilos del destino" son un "aquí todo vale, venid a ver cómo de místicos somos", que el crepúsculo dejó de usarse en el Romanticismo como motivo espiritual y que los símbolos, cuanto más sutiles, más efectivos.

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