Nº visitas

martes, 25 de enero de 2011

Prestar sin querer.

Se te derramó la lengua.
El beso no pudiste gemirlo.
Y te aferraste a tu cielo arrojando invasores.
Postergaste pasteles.
Deshiciste insolaciones.
Y me creciste por dentro casi sin ser gusanos de lana.
Portaste la crema.
Rendiste castillos al Antes.
Y casi sin mirarme me diste saliva.
Lo mismo que nunca me quisiste explicar.
Y no pude entender nada,
porque tenía
los nudillos
alcohólicos de rojo.
Y por ciertos momentos merecen
la pena
tantas palabras.
Porque cansaste traidores.
Porque pasaste de lejos.
Y al unirme con el barro me enseñaste este fin.

2 comentarios: