Nº visitas

domingo, 6 de marzo de 2011

A una.

El otro día conocí a una con la mirada de los hombres
y un pelo para poder dormirme;
unas piernas de las que hubiera visto si creyera en la tierra
y unos ojos que a veces me dejaban solo.
El otro día conocí a una, como a muchas,
que decía cosas más grandes de lo que podía imaginar.
Que hablaba de la guerra y de los años y de la justicia,
y me hacía sonreír si podía.
El otro día conocí a una que duró una noche y medio día,
y tenía una boca parecida al mar de noche
y unas manos que nunca he tocado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario